​​​​​​​Un rastro de caos sobre la mesa,
 voy empujando cuerpos para hacer sitio.

 Con los libros de par en par
 levantó una torre de versos,
 los botes de lápices
 a la izquierda y al fondo
 el vaso con café
donde estaban los botes.

 El ratón encima del teclado
 y los dos al sofá.

 Despliego mi libreta como si
buscara en el armario un analgésico.
Miró por la ventana,
lloro.
Y todo, porque te vi correr
 con tus patitas cortas
 de calcetines negros
 y me has mirado. A mí,
 que detrás de la cámara
 grababa sin saber,
 que un día mis
ojos serían incapaces
de aguantar tu mirada.


INICIO