Nombraros es hacerse real,
desvestir al lenguaje 
volverlo tangible 
carnal.
Nombro al mazo 
cuando al golpear el formón 
astilla la madera.
Nombro al soldador 
cuando funde al hierro 
dejando una cicatriz.
Nombro la sierra
cuando sus dientes se hunden
con el vaivén del brazo.
Nombro cada una
fresa  
 lija           
 ryoba 
alicate      
tenaza    
 radial,
todas palabras contundentes 
para esculpir el poema. 
En la acción, las palabras 
se tornan austeras ,
materiales.

INICIO