Yo nunca lograré la fuerza de tus brazos.
Me basta con saber
que sólo con decir,
serán como mis brazos,
una enorme palanca
que ni siquiera Arquímedes
llegó a imaginar,
y que alcanzaran el mar desde Castilla
sólo con decir:
te necesito.
Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo. (Arquímedes de Siracusa)